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martes, 25 de mayo de 2010

Crónica Póstuma

La humedad era insoportable, imposible dormir. Se levantó temprano, y después de ducharse tomó una taza de mate cocido, mientras escuchaba la radio, el fatídico informativo de las 6 de la mañana.
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“ Es difícil pensar cómo serían las cosas si todo esto cambiara. Esperé tanto este momento, ¿este momento?. Tanto! Hasta la desesperación. Creo que guardaba la esperanza de que no fuese definitivo, pero, qué estúpido! ¿Cómo arrepentirse cuando uno se arroja al vacío? ¿Cómo volver atrás?...
Si pudiera detener el vértigo que me consume, o ignorar semejante altura, todo será más fácil.
Parece increíble, en tan poco tiempo, desde que salté, redimí mi historia, pude contar mis días y sanar la fiebre que me revienta las sienes con el recuerdo de mis días tranquilos (no digo felices).
No es cuestión de buscar culpables, ya no importa. Al fin y al cabo la decisión fue mía, y ya falta muy poco.
Pensé que sería peor, pero aquí estoy, viendo cómo todo empieza a tener sentido a medida que las cosas van tomando forma (si no me equivoco aquella línea negra es una vía)…
Debí haberlo pensado mejor, creo que nada es tan gris como parece: los hombres se agitan y luchan, gritan, desesperan, y sin embargo el cielo está siempre tan tranquilo; me gusta cómo el sol me entibia la frente.
No voy a llorar, ya es tarde, y no me queda más que una oportunidad: tirar de la cuerda…”
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Domingo, 6:30Hs: Junto al galpón que está detrás de la estación alguien encontró tirada la tela azul y gris de lo que parecía ser un paracaídas… Más acá, al costado de la vía, totalmente destrozado, yacía el cuerpo de un hombre joven, con los puños fuertemente apretados, aferrados a un trozo de cuerda.
6:40Hs: El pronóstico anuncia buen tiempo. No lloverá.

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