Me mira desde el fondo de sus ojos
Turbios.
Esgrime sus colmillos
Eriza su pelaje amenzado,
Gruñe.
Pero al fin se cansa
De ladrarle al enemigo
Que no existe
Y reposa sosegado
Contemplando su propia
Sombra.
Así yergue su cabeza
Segura, esbelta,
Dominante,
Le extiendo la mano
Y comprendo
Que he domesticado
A la bestia.
A.K 24/10/2012

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