pero la carne es fuerte.
Se yergue ante la lanza-cruz
que la atraviesa
hurgando en lo que el bravo llama
el alma,
cual si de un carozo se tratase.
Para mí la libertad es toda entera:
mi alma soy todo yo,
soy yo mi cuerpo.
Otra cosa es la almeja, el mejillón,
la escasa ostra...
Soy yo la perla, el mar, la sal, el calcio.
Yo la palabra soy que me pronuncia,
el verbo que me grita
y que me calla.
Soy el eco que se escurre entre los muros.
Yo soy la forma bajo la sustancia,
mi porpia tierra,
mi jardín perfecto.
Renuncio a su eternidad
de resignados,
me abstengo del banquete de cobardes,
y de estrechar estigma contra estigma.
Me quedo con mi vida de suspiro,
la trémula existencia
en esta carne.
que es todo lo que soy
y lo que tengo.
Conozco ya el talante
de sus héroes
y se de algunos que,
a costa de salvar sus almas,
le han vendido el cuerpo
al diablo.
A.K 22/10/2012

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