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jueves, 1 de agosto de 2013

Abstracción

 

29 de junio de 2013 a la(s) 21:33
 
El universo era infinito
hasta que el hombre se erigió del polvo.
Hasta entonces el río no era río,
tal vez fuera montlcl, lample o cl.
O todo junto o nada
y nadie lo supiera.
Pero él quería ser el amo,
entonces se inventó
y se dijo.
Y para que nada fuera superior a él
le puso nombre.
Y fue cuando enjauló
en la infame mazmorra de la letra
a la materia.
Y la llamó materia.
A la sazón se dijo:
¡ahora entiendo!
y nadie ha rebatido
su ignorancia.
Yo nada sé del agua que circula
indiferente de los nombres que le ponga,
la que traza su cauce cuando duermo,
cuando sueño, cuando muero, o vivo.
Del rítmico fluir de los sucesos
que aunque inasible
osamos definir,
todo lo ignoro.
Intuyo que con todo mi bagaje
de ciencia,
de oratoria,
de proverbios,
desde el primer albor de la conciencia,
ni yo
ni mis abuelos
ni los suyos
hemos logrado hasta ahora
decir algo.

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