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viernes, 2 de agosto de 2013

Solos

Silencio,
Nada,
¿Qué vamos a decir
Ante tanta indiferencia?

El eco de los rezos
Se pierde en el cosmos
Como la voz de los actores
En un inmenso teatro
Vacío,

Nadie
Nos está mirando.

Providencia



30 de mayo de 2013 a la(s) 11:01
 

Una vez que se le hubo otorgado el regalo precioso de la vida, concebido ya en el vientre, puesta en marcha la irrenunciable pulsión ontológica, detonada la fugaz explosión de la conciencia, notaron los dioses el más inexplicable e inaceptable de los errores. Juan (tal el caprichoso nombre que le impusieran) no tendría sombra. Por más que hurgaron en los confines de la creación, al borde de la nada que agoniza ante la luz primordial, por más que intentaron arrebatarla de las entrañas del algún agujero negro, no les fue posible obtenerla. La minuciosa exactitud del universo, el propósito divino que rige todas las cosas, había ubicado todo en el lugar exacto que tenía que ocupar. No era posible hacer modificaciones sin alterar el delicado equilibro que sostiene la existencia, habría que deshacer todo lo hecho hasta ahora, ovillar el tiempo, condensar el espacio ya expandido y reducirlo a una partícula inferior al grano de mostaza. Ni pensarlo. Preocupados debatieron  soluciones menos complejas: Hacerlo nacer cerca de algún polo geográfico, así, por lo menos, permanecería la mitad del año a oscuras. ¿Qué le hace una sombra menos a la noche? Pero los restantes seis meses a la luz del día agudizarían el problema. O en el seno frondoso de la selva, confundido en la hojarasca, rodeado de alimañas sin raciocinio ¿quién lo notaría?… Pero ninguna idea resultaba convincente. Y mientras seguían devanándose los sesos, con esa parsimonia propia de los dioses, Juan nacía y se desarrollaba. Curiosamente nadie reparó en su defecto. Y así, sin sobresaltos, transcurrieron su infancia y su juventud,  concluyó sus estudios  primarios, luego la secundaria, incluso cursó algunas materias de agronomía; hasta que al fin se casó con Gladys y se fue a vivir a Chivilcoy. A la edad de cuarenta años, los médicos le diagnosticaron una rara enfermedad y lo desahuciaron. Sus familiares pusieron el grito en el cielo, visitaron chamanes, curanderos, le untaron ungüentos, le hicieron comer bichos, tomar orina,  repetir mantras, organizaron cadenas de oración… Tanto alboroto llamó la atención de los dioses, que se miraron como diciendo: “¡Qué macana, se dieron cuenta!”.  Haciendo uso de su todopoderosidad, manipulando los misteriosos hilos que tejen los acontecimientos,  aprovecharon el descuido de un incauto transeúnte que sucumbió atropellado por un desvencijado camión, en una olvidada calle de Calcuta; y dispusieron de su sombra. Adaptada y configurada a la anatomía de Juan, finalmente le fue otorgada. Dos días después, sin haber hecho uso de la misma, falleció en la habitación 103 del hospital regional. Los improperios y blasfemias de los indignados familiares no tardaron en llegar a oídos de los dioses, quienes concluyeron inapelablemente: “Estas miserables y desagradecidas  criaturas , se han vuelto incapaces de reconocer milagros”. Y a partir de allí decidieron permanecer indiferentes, para siempre, a la suerte de los hombres.

Nota: Algunas fuentes cuestionan la veracidad de la historia, otros afirman haber detectado un error cronológico, siendo que el mismo relato consta en unos escritos hallados cerca del mar muerto, haciendo referencia a una época en que las personas no se llamaban Juan, ni existía Chivilcoy, ni Calcuta, ni camiones que la transitaran. Para mí, todos estos detalles, son irrelevantes.

Metamorfosis

La gota de lluvia
que horada la tierra
no se ufana de que un día
fue mar.

jueves, 1 de agosto de 2013

Plegarias

 

31 de Julio de 2013 a la(s) 12:33
 
 
Cadenas de oración,

Ablandar  un ídolo a mazazos

A golpe de martillo,

Cincelarlo a gusto

Y con urgencia.

Para que oiga,

Para que vea.

Para que hable.

Pero es en vano

Porque es de barro.

 

La realidad acontece

Irremediable.

Inmanencia

 

31 de Julio de 2013 a la(s) 9:46
 
Todas las voces están acá
La creación es un eco que crece,
Y conjuga en su vientre todos los verbos.

El grito de los que fueron
Nos reclama,
Nos demanda.

Desde el pulso primordial del tiempo,
Nos soplan en la cara,
Nos acarician en el viento,
Nos queman las pupilas,
Nos cantan con voz de ave una mañana estival,
Se nos pegan en las manos como el polvo.

Ya no lloren nos imploran,
Todos estamos acá,
Nunca nos fuimos.

De dioses y bestias

 

28 de Julio de 2013 a la(s) 20:03

Anoche, mientras cocinaba  miré a mi gato por la ventana. Caminaba indiferente sobre la medianera. Esbelto, desafiante.

Recuerdo cuando lo encontramos en la calle, abandonado. Pequeño y  juguetón se acercó a mis zapatos, jugueteó con los cordones y enamoró a mi esposa.  Inmediatamente lo recogimos y lo trajimos a casa. Su suerte cambió ese día, lo separó de la suerte colectiva de los demás gatos.

Ya ha pasado un tiempo, se adaptó a la rutina doméstica pero no dejó de dar muestras de que es dueño de su libertad. Nunca negó su naturaleza animal. No obstante disponer siempre de su alimento balanceado y de las golosinas para mascotas con las que a menudo lo mimamos, cada vez que puede, caza un pájaro, una lagartija o cualquier alimaña que se le cruce, y la exhibe irreverente, ante nuestros ojos.

No agradece. No se sabe rescatado ni demuestra haberlo necesitado. Pero es feliz, no por lo que le damos, ni por lo que creemos haberle dado. Es feliz porque es gato todo lo que le es posible.

Esta tarde pasé por un templo, oscuro y lúgubre como son los templos. De allí salía el ejército de los salvados, con gesto adusto, con su uniformada sonrisa de complacencia, todos, en el atrio, lamían la mano de su amo.

En ese momento recordé la ingratitud de mi gato, y la celebré

Arcilla

 

26 de Julio de 2013 a la(s) 15:52
 
La vasija que yo amaso con barro
no necesita conocerme para ser vasija
ni preguntarse si existo,
ni trascender su vasijez para ser mejor.
Le basta con ser vasija.
-
Y yo no necesito
que la vasija me adore para ser
alfarero,
me basta que con que la vasija sea vasija,
para eso la he creado,
aunque ella no lo sepa.
-
Y así es
como debe ser,
-
Aunque sé de algunas
que creyendo conocerme
han prometido
permanecer vacías
para servirme mejor.

 

Cantería

 

26 de Julio de 2013 a la(s) 13:35
 
Cuando comencé a pulir mi fe
Ésta era enorme y sólida
Como una ciudadela amurallada
Construida en un peñón,
Golpeada  por la fuerza de las olas,
Amenazada por un mar embravecido.
-
Pero ahora que concluye mi tarea
Es tan pequeña y simple como un
Grano de arena,
Que ante nada se impone,
Que no resiste al viento ni a la marea,
Que no se distingue en medio
De la playa.
-
Tan pequeña,
Que ni siquiera es fe,
Y que,
Sin embargo
Es capaz de contener el mar.

Abstracción

 

29 de junio de 2013 a la(s) 21:33
 
El universo era infinito
hasta que el hombre se erigió del polvo.
Hasta entonces el río no era río,
tal vez fuera montlcl, lample o cl.
O todo junto o nada
y nadie lo supiera.
Pero él quería ser el amo,
entonces se inventó
y se dijo.
Y para que nada fuera superior a él
le puso nombre.
Y fue cuando enjauló
en la infame mazmorra de la letra
a la materia.
Y la llamó materia.
A la sazón se dijo:
¡ahora entiendo!
y nadie ha rebatido
su ignorancia.
Yo nada sé del agua que circula
indiferente de los nombres que le ponga,
la que traza su cauce cuando duermo,
cuando sueño, cuando muero, o vivo.
Del rítmico fluir de los sucesos
que aunque inasible
osamos definir,
todo lo ignoro.
Intuyo que con todo mi bagaje
de ciencia,
de oratoria,
de proverbios,
desde el primer albor de la conciencia,
ni yo
ni mis abuelos
ni los suyos
hemos logrado hasta ahora
decir algo.

Do

24 de Julio de 2013 a la(s) 11:34
 
Un paso,
Otro paso.
Y va quedando atrás
El paisaje,
No como un recuerdo
Sino como el barro
Cuando pasa por las manos
Del alfarero.

El paisaje es lo que construimos
Viajando.
Adelante sólo hay promesa.

El único trofeo
Es el polvo de los pies.